La participación en el proceso enseñanza - aprendizaje.

13.09.2009 13:21

La principal diferencia entre el aprendizaje cooperativo y otros paradigmas educativos es la participación, la que se apoya en la unidad entre la actividad interna y la externa, entre la actividad y la comunicación.

Si para aprender es preciso que se lleve a cabo confrontación individual con el contenido de la enseñanza, para aprender significativamente es necesaria la interacción de quien aprende con otros que le ayuden  a moverse en su zona de desarrollo potencial; es decir, moverse de un no saber a saber, de un no poder hacer a saber hacer, en definitiva, de un no ser a ser: la necesidad del otro para aprender significativamente (Vygotsky).

En el aprendizaje cooperativo son necesarios momentos de trabajo individual y momentos de trabajo con los otros: ni todo el tiempo en solitario, ni todo el tiempo en grupo. Ambos momentos potencian el esfuerzo individual y también el del trabajo en equipo.

Pero esto solo no es suficiente, es necesario diversificar las formas de llevarlo a cabo. Hay que hacerlo de tal manera que se estimulen las distintas zonas del cerebro que intervienen en la actividad que se realiza, de modo que provoque un apendizaje con todo el cerebro, lo que lleva a un desarrollo pleno de la persona.

Los descubrimientos de Robert Sperry (Premio Nobel de Medicina en 1981) sobre los hemisferios cerebrales tienen implicaciones educativas muy importantes.

A partir de entonces hablamos de cerebro derecho y de cerebro izquierdo debido a que hay una especialización funcional de entre ellos. Sabemos por diferentes investigaciones científicas, que el cerebro izquierdo es predominantemente analítico, secuencial, deductivo, lineal, verbal, riguroso y organizado, por lo que se asocia con un pensamiento de tipo lógico, crítico necesario en ambientes muy estructurados de trabajo. El cerebro derecho es propio de ambientes poco estructurados, es sintético, inductivo, holístico libre e intuitivo, se conoce también como pensamiento divergente o lateral.

La escuela tradicional favorece el trabajo del cerebro izquierdo y muy poco o nada la actividad del cerebro derecho. Sin embargo hoy las necesidades son otras. En esta era de la información  es imposible aprender todo lo que se ha producido en un tema específico, lo que hoy resulta válido quizá mañana ya se ha vuelto obsoleto. Por ello debemos usar todo nuestro cerebros si queremos enfrentarnos a las exigencias sociales actuales. Debemos lograr una armonía funcional de los dos cerebros y que los momentos y estrategias que favorecen a uno se alternen  con los que producen el desarrollo del otro.

Por su parte, y más recientemente, Norbert Herrman habla sobre cuatro cerebros funcionales. Además de la coincidencia de lo planteado por Sperry, Herman divide el cerebro en cuatro cuadrantes: los correspondientes al derecho y al izquierdo y cada uno de ellos en superior e inferior.

  • El cerebro izquierdo se subdivide en:
    •  izquierdo superior llamado radical, cuyas características son: lógico, analítico, cuantitativo y sistematizador.
    • izquierdo inferior llamado administrativo, cuyas características son: organizado, detallista, cauteloso y planeador.
  • El cerebro derecho se subdivide en:
    • derecho superior llamado innovador, y que se caracteriza por ser: intuitivo, integrativo, artístico y explorador.
    • derecho inferior llamado sentimental, que se caracteriza por: lo emotivo, lo espiritual, lo musical, lo interpersonal.

Son muy útiles las implicaciones educativas que se derivan de esto. Hay personas que muestran un desarrollo mayor del cerebro izquierdo superior: estas personas aprenden mejor cuando la enseñanza se da mediante conferencias, seminarios, resolución de problemas exactos. Otras personas tienen mejor desarrollado el cerebro izquierdo inferior por lo que aprenden mejor a través de prácticas y estrategias muy estructuradas. También están aquellas personas que tienen muy desarrollado el cerebro derecho superior y les es más fácil aprender  juegos, vivencias, actividades de búsqueda y exploración, con el empleo de recursos audiovisuales, con actividades poco estructuradas. Aquellos en los que predomina el cerebro derecho inferior aprenden cuando se organiza el trabajo en equipo, en experiencias educativas emotivas y cuando se emplea la música.

Con esto se constata que tenemos parte de nuestro cerebro más desarrollada que la otra. Dado ese nivel de desarrollo de uno de los cuatro  cuadrantes se establece una relación ventajosa para aprender mediante determinadas formas de organización de la enseñanza y no con otras. Si el docente emplea diferentes estrategias de enseñanza (cuantas más mejor) que impacten las diferentes zonas descritas, se podrá complacer en cierta medida a todos los integrantes de un grupo y no tan solo a algunos.

El empleo de distintas estrategias permite una atención personalizada en el grupo, porque diferentes oprtunidades se usarán diversas formas de organización de la enseñanza para que favorezccan a todo tipo de alumnos. Además, en algunos momentos se les exigirá un esfuerzo para enfrentarse con algo que no se les da, lo que contribuirá  a un desarrollo integral y a un entrenamiento del cerebro.

El aprendizaje no es un fin en sí mismo, es un medio para conseguir cada vez más nivel de desarrollo personal y profesional. El aprendizaje cooperativo propone una estructura de la clase con distintos momentos y estrategias de enseñanza que favorecen el trabajo de todo el cerebro, dado que intensifica y diversifica la participación de los alumnos en clase.